La implicación de los padres y madres siempre ha sido fundamental para que en los niños y niñas se desarrolle la afición por el deporte. Pero no sólo en lo que se refiere directamente a la práctica deportiva entendida como ocio, sino también en todos esos valores educativos y sociales que conlleva. Esfuerzo, disciplina, compromiso,… suelen ser términos utilizados habitualmente por entrenadores y por los propios clubes. Y cobran aún mucho más valor cuando son los padres y madres quienes también deciden potenciarlos en sus hijos a través del deporte. Contamos en este Blog con la participación de Vicente Usó. Actualmente es presidente del Club Baloncesto Castellón y una de las personas que más tiempo ha dedicado al impulso del baloncesto en la provincia. Pero por encima de todo, es padre, y además de tres jugadoras de baloncesto. Él nos explica cómo se puede crear esa afición por el deporte en los hijos y los beneficios que les aporta.

¿Qué puedo hacer para que mis hijos hagan deporte? Posiblemente sea una pregunta que nos hayamos hecho más de una vez y que seguramente nos podamos formular en el futuro. Los padres somos los responsables de la educación de nuestros hijos en todos los aspectos.

Tenemos la obligación (legal) de llevarlos a centros educativos hasta los 16 años para que adquieran una formación básica y tenemos la obligación (moral) de que adquieran una serie de valores que los conviertan en personas útiles para la sociedad en la que vivimos. Este segundo aspecto es en el que voy a incidir más. A veces nos podemos relajar en esa obligación de enseñar a nuestros hijos lecciones como esfuerzo, sacrificio, trabajo en equipo, afrontar las derrotas, gestionar las victorias etc, todas ellas fundamentales para que puedan desenvolverse en el futuro cuando tengan que afrontar responsabilidades cada vez más importantes en sus vidas. El deporte se ha convertido en uno de los pocos reductos en los que todavía se tienen muy en cuenta todos esos valores. Soy padre de tres hijas, todas ellas jugadoras de baloncesto. El deporte les ha servido para tener un desarrollo físico sano. Desde hace mucho tiempo los pediatras recomiendan la práctica deportiva como terapia para prevenir enfermedades que aparecen en edades cada vez más tempranas, y en nuestro caso ha servido para evitar esos riesgos. Este factor debería ser lo suficientemente importante para que todos los padres valoráramos que con haberlo conseguido, nuestros hijos/as disfrutarán de una vida sana.

Una vez hemos tenido en cuenta que uno de los mayores éxitos que nuestros hijos/as obtendrán en su vida deportiva es una formación sana, también debemos tener en cuenta otros factores:

El esfuerzo de superarse día a día, tanto en los buenos como en los malos momentos, puede ayudar a que nazca en ellos el carácter suficiente para afrontar retos cada vez más difíciles.

La capacidad de sacrificio de nuestros hijos/as aumenta con la constancia de asistir a todos los entrenamientos y partidos en los que deban participar, les inculca un sentimiento de responsabilidad que en el futuro les ayudará a ir superando todas las pruebas a las que se tengan que enfrentar.

El trabajo en equipo facilita la intercomunicación dentro del grupo, la ayuda entre miembros del grupo, por lo que fortalece su potencial y permite acometer metas más complejas.

Afrontar las derrotas y continuar trabajando y esforzándose, dándole al resultado la importancia que se merece, ni más ni menos, pues es tan sólo eso, un resultado. Debe prevalecer siempre el trabajo realizado y el esfuerzo invertido.

Gestionar las victorias se convierte en un aspecto tan importante como el anterior. Debemos enseñarles que una victoria es un paso adelante más en un camino más largo, no debemos dejarles caer en la autocomplacencia. La humildad, el reconocimiento del esfuerzo del rival y sobre todo el respeto deben de sobresalir por encima de cualquier resultado.

Dicho esto, la integración de mis hijas en el mundo del deporte, se ha debido simplemente al mimetismo. Soy entrenador de baloncesto desde hace 28 años. Es una actividad a la que le he dedicado y le dedico mucho tiempo. Por tanto, fue sencillo que se interesaran por este mundo, eso sí nunca se les ha obligado a hacer nada que no les hubiera gustado, de hecho dos de ellas se han dedicado también a entrenar. Todo ello les ha supuesto también invertir mucho tiempo que le han quitado a su vida personal, porque también son estudiantes y han tenido y tienen que afrontar sus responsabilidades educativas. No las considero personas excepcionales o muy por encima de la media, pero con organización y constancia se pueden conseguir muchos objetivos.

Hoy en día los entrenadores nos encontramos con frases como: “hoy mi hijo/a no irá a entrenar, tiene un examen”, “hoy no podré ir al partido tengo que estudiar” etc. Está claro que los estudios son lo primero y más importante, pero nos estamos dando cuenta que muchas veces se utilizan como excusa para no cumplir con las obligaciones contraídas con el equipo. En ocasiones puntuales puede suceder, es más, sucede, pero con la asiduidad que lo estamos percibiendo nos indica que hay otro problema y posiblemente se deba a la gran cantidad de entretenimientos que tienen los chicos y chicas de hoy en día. Todo esto por suerte yo no lo he tenido que vivir. Mis hijas como jugadoras han aprendido a organizarse, sacrificarse y esforzarse para poder cumplir con todos los compromisos que han adquirido. Han aprendido a no buscar excusas y sí soluciones ante los problemas que han encontrado, siempre con la ayuda de los padres, por supuesto.

Yo creo que es el camino a seguir, aunque la sociedad evoluciona y los tiempos cambian, no hay que olvidar aquellas enseñanzas que se han ido transmitiendo generación tras generación y que todavía hoy y en el futuro nos pueden servir para educar correctamente a nuestros hijos e hijas.

Vicente Usó (padre de tres jugadoras de baloncesto y presidente del C.B. Castellón)

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