María Cortés forma parte de ese grupo de siete árbitros FBCV que a su vez pertenecen al Grupo 1 de la FEB, es decir, que además de actuar en nuestras competiciones, son también los encargados de dirigir los encuentros de LEB Oro, LEB Plata y Liga Femenina Endesa.

Siempre cordial y afable, María es muy conocida no sólo entre sus compañeros del Comité Técnico Arbitral (CTA), sino también entre los jugadores/as y entrenadores/as de la Comunitat Valenciana, con quienes comparte ese interés común por el baloncesto y, al mismo tiempo, el deseo de seguir aprendiendo y disfrutando de él cada día más.

Como árbitra, María Cortés podría ser una perfecta guía en dos facetas: cómo pasar de Minibasket a Liga Femenina y además hacerlo siendo mujer. Precisamente sobre esto último son muchas las organizaciones e instituciones que se han puesto en contacto con ella en los últimos años para profundizar en un tema que está de plena actualidad. Sin ir más lejos, esta misma semana participaba en el proyecto “Ellas cuentan” promovido por el Club Baloncesto Femenino Cabo Mar. Y María tiene claro que seguirá colaborando en este tipo de iniciativas porque “es necesario porque aún hay diferencias. En el momento en el que las mujeres dejemos de ser noticia por el hecho de serlo, será que hemos llegado a una igualdad”. Por eso, a juicio de María, “debemos seguir promocionando y dando visibilidad para que las mujeres que vengan detrás vean que todo se puede conseguir con trabajo y sacrificio. Al final tenemos las mismas oportunidades que los hombres, no por el hecho de ser mujer tenemos más o menos. Hemos de trabajar tanto como ellos”.

La otra faceta, la de cómo pasar de Minibasket a Liga Femenina es literal. En los inicios de María hay un evento que destaca por encima de todos: el Día del Mini del Programa de Tecnificación, la tradicional cita en la que se reúnen los jóvenes talentos de nuestro deporte. “Fue en El Campello hace muchos años, quizá sería el año 2007”, recuerda María. “Por entonces los cursos de formación no eran todavía tan completos como los que hay ahora”, señala, y por eso, actuar tan pronto en una actividad de este tipo fue una verdadera prueba de fuego. ¿El resultado? Salta a la vista. Una trayectoria ascendente cuyo secreto según María es ” trabajo, trabajo y más trabajo. Mucha constancia y no rendirse”.

Una formación permanente es vital en ese camino. No sólo se trata de ser designado para un partido, sino que detrás hay un trabajo continuado. “Además de actividades periódicas, en la FEB realizamos un test mensual en el cual hay 25 preguntas y debemos responder correctamente a un mínimo de 23. Si no lo haces, te suelen dejar un par de semanas sin designaciones en partidos. Así que para aprobar tenemos que saber a fondo las reglas o estar consultándolas cada dos por tres porque siempre se generan dudas. También tenemos reuniones mensuales con los técnicos de la FEB donde vemos jugadas de nuestros propios partidos. La mejor forma de aprender es verte en encuentros para conocer dónde has cometido los fallos”, explica María, quien no sólo recibe formación, sino que también aporta su granito de arena al mundo del arbitraje desde el otro lado, como formadora. Actualmente, es técnico FBCV y colabora en la ejecución del Programa de Formación Continua que se diseña desde el Comité Técnico Arbitral con numerosas reuniones y actividades a lo largo de la temporada. “Preparo test y vídeo-test para ayudar a que los árbitros FBCV estén en constante formación”, comenta.

Un compromiso con todos aquellos árbitros que también comenzaron como ella y que aspiran el día de mañana a poder emular una trayectoria deportiva que según ella misma nos cuenta tuvo un importante punto de inflexión: “Fue en un Campeonato de España Infantil Femenino en Marín, en Pontevedra. Me designaron para pitar la Final justo cuando veníamos de una temporada que había sido muy dura para mí, una temporada que no disfruté porque me exigí mucho. Pitar esa final fue un cambio en mi carrera arbitral porque fue ahí donde me di cuenta que cuando disfrutas, normalmente, casi siempre, las cosas acaban saliendo bien. No es sólo cuestión de trabajar, de exigirte y ser constante, sino que tienes que disfrutar. Siempre digo que el día que deje de disfrutar de esto, me retiraré. Y por ahora no dejo de disfrutar”.

Desde entonces, son muchas las experiencias que ha tenido la suerte de vivir, entre las que destaca “estar en el Campus FIBA femenino, con jugadoras, entrenadoras y otras árbitras como yo. Convives con gente de toda Europa, con culturas diferentes, compartes momentos que no olvidas. También fue algo muy bonito el Campeonato Europeo de Universidades que se celebró en Portugal y donde compartí pista con árbitros que son internacionales en Europa”. Vivencias que compensan con creces las dificultades o los malos momentos que siempre surgen, y que en el caso de María, han girado sobre todo en torno a la familia: “creo que es lo único negativo. Hay determinadas fechas señaladas, como Navidad o Reyes, en las que tienes partidos o Campeonatos, lo que a veces me ha obligado a estar lejos de la familia”. Un inconveniente que está sobradamente recompensado por aquello que envuelve al arbitraje y que, para María, define en realidad la propia esencia de ser árbitro: “De todo lo que vives, me quedo con la gente que conoces, con las amistades que haces. Al final, el arbitraje no es sólo irse a pitar un partido y ya está, sino que es toda la gente con la que te llegas a cruzar a lo largo de tu carrera arbitral”.

Amistad en torno al deporte. Un valor que encuentran todas aquellas personas que año tras año se inscriben en los Cursos de Acceso al Comité Técnico Arbitral para convertirse en árbitros o en oficiales de mesa.