En el baloncesto, el verdadero éxito de un equipo no se mide solo en victorias, sino en la confianza que los jugadores desarrollan en sí mismos y en sus capacidades. Para que esto ocurra, los entrenadores desempeñan un papel fundamental: no solo deben enseñar técnica y estrategia, sino también cultivar un entorno que fomente la autoconfianza de sus jugadores.
Cuando un entrenador adapta su estilo para atender las necesidades individuales y colectivas de sus jugadores, está construyendo algo más que un equipo competitivo: está formando personas resilientes y seguras. La autoconfianza no surge únicamente de los logros; también se fortalece a través del refuerzo positivo, el aprendizaje en los errores y el sentimiento de pertenencia. Un estilo de entrenamiento que valore la comunicación abierta, el reconocimiento de los esfuerzos y la promoción de la autonomía en la toma de decisiones contribuye directamente al desarrollo integral de los jugadores, tanto en la cancha como en su vida personal.
Montse Cascalló aborda esta temática con maestría en su artículo para #fbcvBlog. A través de sus palabras, nos invita a reflexionar sobre la importancia de los estilos de entrenamiento en la formación de jugadores confiados y autónomos. Sus propuestas no solo están orientadas a mejorar el rendimiento deportivo, sino también a fortalecer el carácter y las habilidades emocionales de los atletas. Montse nos recuerda que, como entrenadores, tenemos en nuestras manos la oportunidad de influir positivamente en el desarrollo de las personas que guiamos.