Se ilusionaba al inicio de cada temporada como si cada año fuera la primera. La organización y la formación eran sus objetivos, la competitividad, la disciplina y la paciencia eran sus armas. Intentaba estar en todas partes para que las cosas funcionaran. En el último Torneo que preparó con minuciosidad estuvo todo el día con muletas y sin ellas para lograr que fuera un éxito.
Estamos tristes y desolados. La frase de que no hay nadie imprescindible pierde hoy la razón. Manolo era imprescindible y parece imposible que podamos seguir sin él. Pero todos hemos coincidido en que él estaría pegándonos la bronca si nos quedamos con esa idea. El Club tiene que seguir, aunque ahora no lo creamos, la vida debe continuar. Se lo debemos a Manolo. Sus entrenadores, sus jugadores, su directiva, nadie puede fallarle.
Pensamos en Pili, en Manu, en Pau; la gran familia del bàsquet con mucho cariño os acompaña en el sentimiento.
Te echaremos de menos! Hasta siempre Manolo!
CLUB BÀSQUET BENICARLÓ